ÚLTIMA HORA: Marc Márquez reflexiona oficialmente sobre las operaciones …leer detalles

Marc Márquez reflexiona oficialmente sobre las operaciones …leer detalle

 

Cuando Marc Márquez se accidentó en Jerez en julio de 2020, pocos podían imaginar el largo y doloroso camino que tendría por delante. Lo que en un principio parecía un parón de algunos meses se convirtió en una odisea de años, marcada por operaciones sucesivas, rehabilitaciones interminables y una duda constante: ¿volvería alguna vez el piloto más dominante de MotoGP a su mejor nivel?

El hombre que estuvo en el centro de este proceso fue el doctor Joaquín Sánchez Sotelo, cirujano ortopédico de la Clínica Mayo en Rochester (Minnesota, Estados Unidos), quien asumió uno de los retos más complejos de su carrera: reparar el húmero derecho de Márquez tras varios intentos fallidos que habían puesto en jaque la continuidad deportiva del piloto.

Según recuerda Sánchez Sotelo, lo que más le impresionó no fue solo el desafío técnico de la operación, sino la mentalidad de su paciente. “Cuando Marc despertó de la cirugía, lo primero que preguntó fue cuándo podría volver a entrenar. No se centró en el dolor ni en la dificultad, únicamente en el regreso”, relató el médico.

Las cuatro operaciones a las que se sometió Márquez pusieron a prueba no solo su cuerpo, sino también su fortaleza psicológica. En cada etapa se enfrentaba a la posibilidad de perder movilidad, fuerza o incluso la carrera que había construido desde niño. Sin embargo, como destacó su cirujano, jamás permitió que el miedo definiera el proceso. “Tiene una fortaleza mental extraordinaria. Cada vez que le planteábamos un objetivo, lo asumía con determinación, aunque los contratiempos le obligaran a empezar de nuevo”, explicó.

El regreso del ocho veces campeón del mundo a la alta competición se ha convertido en una de las historias más notables del deporte contemporáneo. Sus resultados en 2021 y 2022 reflejaron claramente las dificultades: destellos de genialidad seguidos de límites físicos que todavía pesaban. Aun así, cada carrera completada y cada curva afrontada sin reservas representaron un triunfo en sí mismos, tanto en lo personal como en lo deportivo.

Para Sánchez Sotelo, el caso de Márquez fue un ejemplo en el que la medicina y la actitud se complementaron. “Desde el principio mostró la mentalidad de un luchador. Las operaciones le dieron la posibilidad física, pero fue su carácter lo que marcó la diferencia. Sin eso, ninguna cirugía habría sido suficiente”, afirmó.

Hoy, mientras Márquez abre un nuevo capítulo en su trayectoria deportiva con el proyecto de Ferrari en MotoGP, su camino de redención es un testimonio del poder de la ciencia médica, pero sobre todo de la voluntad humana. Las cicatrices en su brazo quedarán como recordatorio visible de lo vivido, pero también como símbolo de resiliencia, perseverancia y de la negativa a dejar que la adversidad pusiera fin a la historia de un campeón.

Para los aficionados, la travesía de Márquez trasciende los límites del motociclismo. Es una lección de paciencia, de recuperación y de determinación inquebrantable. Tal y como subraya su cirujano, esos fueron los verdaderos factores que marcaron la diferencia entre el retiro y el resurgimiento.

 

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